Entrevista a Carlos García Gual: «La cultura te ayuda a vivir mejor contigo mismo»

(Foto: Mario Sánchez)

Carlos García Gual (Palma de Mallorca, 1943) es, sin duda, uno de los intelectuales y escritores más respetados del panorama nacional. Sus obras de divulgación sobre la antigüedad clásica, los mitos y, en definitiva, “las grandes historias, es por todos conocida. Entre ellas destacan su Diccionario de mitos, Enigmático Edipo o Prometeo: mito y tragedia. Catedrático de Griego en la Universidad Complutense de Madrid, es también traductor (ha ganado el Premio Nacional de Traducción y el Fray Luis de León). A él se debe, entre otras muchas, la única traducción de la Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia de Pseudo-Calístenes. También dirige la los Clásicos Gredos, colección mítica de clásicos greco-latinos.

Hombre afable, educado y acogedor, nos citamos con él en su casa madrileña. Un piso atiborrado por libros en el que, en seguida, García Gual hace sentirse bienvenido.

¿Qué es un mito?

La palabra mito se utiliza ahora con sentidos muy vagos. Basta leer la prensa para ver que se llama mito a una figura excepcional como un futbolista o un actor. También se utiliza con el sentido con el que la utilizaron los marxista, en el sentido de ilusión, de ficción que alcanza un cierto desarrollo engañoso. En un sentido más clásico, yo he definido el mito como una narración tradicional y ejemplar que habla de unos personajes extraordinarios, dioses y héroes, que han realizado una acción memorable en un tiempo lejano y prestigioso.

A toda mi generación por lo menos, nos explicaron eso del paso del mito al logos, como el paso de la irracionalidad a la racionalidad. ¿Qué le parece?

Un poco inexacta. Ahora voy a publicar un libro La mitología mínima en Turner y precisamente hablo de esa frase y de cómo pensadores del siglo XX la han criticado porque ya en el mito hay logos, ya hay un intento de explicación del mundo, aunque es indudable el avance en el paso de uno a otro.

 

(Foto: Mario Sánchez)
(Foto: Mario Sánchez)

 

Su trabajo es el trabajo de un pontífice: tender puentes entre la antigüedad, la edad media y la actualidad.

Siempre he concebido el estudio de los clásicos y la filología como un ejercicio abierto a todo el mundo. La tendencia ahora es hacia una especialización muy rígida, con un lenguaje esotérico que sólo pueden comprender los iniciados. Yo siempre he procurado darles, a los textos clásicos y antiguos, una difusión actual, porque lo importante de los libros es que todavía nos dicen muchas cosas. Es verdad que por profesión, me he dedicado más a los clásicos griegos, pero siempre he sentido una gran fascinación por las grandes historias, como los mitos artúricos que, curiosamente proceden más de la literatura francesa medieval que de la inglesa.

¿Qué podemos hoy aprender de los mitos griegos?

Las grandes historias como los mitos son, en el fondo, historias inmortales. Llevamos muchos siglos de literatura, pero los grandes personajes míticos siguen teniendo una gran fuerza. Ulises, Edipo, Casandra, Medea y tantos otros, nos siguen diciendo cosas. Por su lado, el mundo medieval ha resurgido ahora, gracias sobre todo a Tolkien y en parte, a Las Guerras de las Galaxias. Esas grandes historias hacen que la imaginación de nuestro tiempo tenga unas referencias vivas que vienen de muy lejos.

¿La sociedad actual es incapaz de generar mitos?

Bueno… son mitos en calderilla. En esta sociedad hay héroes, pero héroes que no son como los antiguos. Falta sensibilidad para ver figuras heroicas. Por ejemplo, todas esas películas sobre Heracles, tan malísimas. O Superman, que es una especie de bombero, pero es un tipo conservador que defiende a la sociedad capitalista de los malos, unos malos de pega que una vez los machaca, desaparecen y queda restaurado el buen orden burgués.

 

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