Su carácter de confesión, de soliloquio ante ese tú ausente, el poder de unas imágenes que expresan y potencian la carga sentimental, la apelación constante al presente, las preguntas constantes a ese ahora trágico, los juegos conceptuales, casi aforísticos, pero, sobre todo, ese carácter de autenticidad hacen de ‘Lograr el amor es alcanzar a los muertos’ un libro hondo que revela a un poeta del que no habrá que perder la pista. Un poeta de una indudable madurez que cierra su libro con esta lágrima de consuelo: ser como los muertos, «dejar de ser para ser por siempre,/ morir en otros y serlo todo en todas las cosas».